499 ANIVERSARIO DE LA REFORMA PROTESTANTE: MARTÍN LUTERO, UNA RESEÑA





1. SUS RAÍCES

     Con el fin de elaborar un perfil que explique muchos de los rasgos que caracterizaban a Lutero, es necesario acudir a la raigambre de un hombre temperamental, sincero y angustiado a la vez. Debemos informarnos previamente de su infancia para explicar que hizo de Lutero una persona que hasta el fin de sus días marcó su razón de ser con el fuego del inconformismo y el patetismo religioso.

     Podemos comenzar diciendo que Martín Lutero nació el 10 de noviembre de 1483 en Eisleben, pueblecito de la Alta Sajonia. Al año de nacer, los padres de Lutero se trasladan a otra población llamada Mansfeld con el fin de mejorar sus perspectivas laborales. En cuanto a los padres de Lutero, se les considera unos cristianos de ley y de los que en ningún momento despotrica por haber sido demasiado crueles o disciplinadores. De ellos, al parecer Lutero recoge lo más sobresaliente de sus caracteres: de su padre, un espíritu vivo pero serio, y de su madre, una gran facilidad para sumirse en la melancolía más profunda. 

     Por supuesto, es también relevante conocer su patria y su identidad cultural, y así reafirmar su incipiente temple. Lutero es digno hijo de su tierra sajona. Lutero adquirió ciertas dotes creativas en la poesía y el canto por su conexión emocional con Turingia. El sajón era considerado como un hombre de fuertes convicciones, llegando a la obstinación, y de una perseverancia rayana en la obsesión. 

2. UNA JUVENTUD ATORMENTADA

     Con 14 años, Martín fue enviado a estudiar a Magdeburgo junto a los “Hermanos”. En sus enseñanzas primaban valores espirituales personales y profundos dejando de lado el escolasticismo imperante. Un año después, marcha a Eisenach para emprender estudios sobre Humanidades, y a los 18 años ingresa en la Universidad de Erfurt para estudiar Artes y Filosofía. Tras un encuentro casi legendario con la muerte y un relámpago, Martín hace un voto a Dios que cumplirá de un modo repentino y casi enfermizo. Entregará su vida al servicio a Dios y se enclaustrará en el convento agustino de Erfurt, mostrando con su actitud y sus obras la clase de educación religiosa que sus padres le habían inculcado desde niño. 

     En su factura emocional y temperamental, se describe al novicio Martín como serio, con grandes dotes para el estudio y la meditación, y con una presencia angustiada. Hace profesión de fe en 1506 y es ordenado sacerdote un año después. Dado su talento inquisidor, comienza a dar clases de ética y a recibir una educación teológica en Wittenberg. Es un fraile cumplidor de las ordenanzas, sincero en su fe y estricto en cuestiones morales. Así mismo, Lutero cae en sucesivas depresiones emocionales al considerarse indigno ante Dios y contemplar la mezquindad y debilidad del ser humano para alcanzar la santidad que Dios requiere. Dios es demasiado grandioso como para poder ser alcanzado por seres mortales y pecadores. 

     Otro acontecimiento catalizará el inconformismo de Lutero: su viaje a Roma. Su tarea era la de administrar la línea reglamentaria de su convento con la sede de la orden en Roma. Aprovechando su estancia, acude a las basílicas romanas que todo cristiano debía visitar para recibir ciertas indulgencias. En estas visitas, Lutero abre sus ojos al mercantilismo y la mundanalidad de la iglesia católica romana, que con posterioridad, en su enfrentamiento abierto con el papa, será enseña de su odio y repugnancia. Vuelve a Erfurt para continuar rumiando lo que ha visto en Roma pero sin descuidar su talante voluntarioso y buscador de la verdad. Es nombrado subprior del convento de Wittenberg y más tarde, vicario de distrito de los conventos agustinos de Sajonia y Turingia. 

     Durante esa época, el temor que Lutero tiene de perder su salvación por causa de su indignidad, se hace recurrente. Para Lutero, Dios deviene en un Señor justiciero y airado, que castiga cada pecado de manera férrea y sin concesiones. Considera que debe someterse aún más si cabe a las disciplinas y flagelaciones para hallar un atisbo de gracia en medio de los nubarrones de la justicia divina. En medio de esta terrible dicotomía y aflicción, Lutero aún tiene tiempo para doctorarse en teología y exégesis bíblica. 

     La teología que se va componiendo en la mente y el corazón de Lutero es muy particular y unísona con su carácter y visión de Dios. Es un firme admirador de las ideas de la separación absoluta entre Fe y Razón, de la pobreza evangélica, del sacerdocio universal y de la secularización religiosa. En cuanto a lecturas bíblicas, prefiere los Salmos, Romanos, Gálatas y Hebreos, haciendo gala de un biblismo claro, conciso y natural. Como agustino, abraza las tesis del pecado original transmitidas por San Agustín de Hipona sobre la permanencia del pecado y la eficacia de la gracia divina. Pablo y sus epístolas fueron “su segundo relámpago”.  Uno de los términos teológicos en el que más ahondó su interés fue el que se refería a la justicia de Dios, entendida como una justicia pasiva que recibimos y no como una justicia por obras que podamos merecer activamente. Otra de sus pasiones era la teología cruzcéntrica. Es el medio que posee el ser humano para recibir la libertad de manos de un Cristo crucificado a pesar de  la naturaleza impía y corruptible del hombre. Sólo puede aferrarse a la fe en el Cristo de la cruz del Calvario para recibir la confirmación plena de su salvación. 

      El hombre es incapaz de ser salvo, y por tanto debe abrir su corazón de par en par a Dios para recibir de Él la gracia salvífica. Son firmes convencidos de la relación íntima y personal con Dios. A través de esta comunión, el ser humano puede recibir seguridad y afirmación de su fe.

3. CHOQUE DE TITANES

          El detonante de la visceral reacción de Lutero contra la iglesia romana surge como consecuencia de la venta de indulgencias al por mayor entre los habitantes de Alemania. Para costear los ingentes gastos papales se recurre al comercio de la salvación, ya sea la propia como la de un familiar que estuviese purgando sus culpas antes de entrar al cielo. Tetzel es el elegido para llevar a cabo un trabajo mercantilista y propagandista acerca de esta práctica antibíblica. Lutero, al enterarse de la clase de predicación tendenciosa y escatológica que exhibía Tetzel, considera que su conciencia no puede quedarse impertérrita ante tal abuso de la salvación y de la fe del pueblo. 

     Es por ello, que en 1517 elabora y publica 95 tesis que juzgan, desarman y condenan tales prácticas perniciosas. A través de estas tesis y ahondando cada vez más en el estudio bíblico, Lutero va alumbrando una nueva teología. Ésta se basa en el principio de un Dios justo y santo que otorga de su justicia al hombre a través de Cristo. El hombre ni puede ni quiere obedecer a Dios, el pecado está incrustado en su alma y por tanto, no puede ser nunca merecedor de la salvación a través de sus obras. Únicamente la justificación por la fe puede obrar eficazmente de tal modo que esa salvación que Dios regala al ser humano produce obras dignas de arrepentimiento. Es uno de los lemas más característicos de Lutero: Sola gratia, sola fide. Ningún hombre por muy ordenado que esté puede constituirse en intermediario entre Dios y los hombres, ni inmiscuirse en su fe personal. 

     El papa, ajeno a ese pequeño brote insurgente, tenía bastantes problemas en casa como para tomar en serio a Lutero. Tal vez a causa de esta indiferencia, Lutero pudo propagar mejor su mensaje reformador. En el capítulo de Heidelberg (1518), tiene la oportunidad dorada de exponer su “nueva doctrina”. En esa controversia explica  cuáles son sus intenciones y varias doctrinas modificadas por él como la teoría de la libertad encadenada. En ella, Lutero expresa que el hombre es por naturaleza inepto a la hora de hacer y desear el bien ya que solo es libre para cometer maldades. Para rematar su idea principal, recurre a la teología de la cruz como único medio de recibir salvación. 

4. UNA RUPTURA DEFINITIVA

      Por fin, el papa ve amenazado el poder que pudiera ejercer sobre Alemania e inicia un proceso contra Lutero y sus diatribas hacia la iglesia, las indulgencias y la doctrina magisterial. Lutero se entrevista en un primer momento con el cardenal Cayetano en Augsburgo a petición del fiel defensor de Lutero, Federico de Sajonia. Se pide la retractación de Lutero sobre todo cuanto había publicado en 1518. Martín esquiva esta llamada de atención enarbolando las palabras apostólicas referentes a que hay que obedecer antes a Dios que a los hombres. Tras esta comparecencia, huye a Wittenberg y realiza la petición de un concilio universal en el que se dirimiesen las dudas, posturas y ofertas acerca de su caso. 

     La conocida como Disputa de Leipzig un año después es testigo del enfrentamiento de las tesis romanas y de las tesis luteranas. Lutero niega de plano el primado papal y la infalibilidad de cualquier concilio humano. Apoya sus principios teológicos en la autoridad bíblica y fulmina cualquier observación de Karlstadt, su oponente, de forma clara y definitiva. En ese momento, un hecho político marcará este año: la entronización de Carlos V como emperador. El papa, viendo que Lutero no se avenía a retractarse de sus ideas, escribe la bula Exsurge, Domine en la que se intentan condenar 41 errores de la doctrina de Lutero además de una amenaza de ser excomulgado y separado de la iglesia, y por ende, perder su salvación. Alemania comenzaba a posicionarse en alguno de los dos bandos aunque el pueblo considera a Lutero como un hombre perseguido injustamente por la iglesia romana. 

     A estas manifestaciones públicas del pensamiento de Lutero, se les unen una serie de escritos que inflamarán aún más si cabe los ánimos del pueblo y de la nobleza contra Roma (1520). El primer escrito se titula “A la nobleza cristiana de la nación alemana”. En este texto se enumeran las diferentes quejas hacia la iglesia establecida: sacerdocio y laicado, interpretación exclusiva de la Biblia por el papa y el poder especial del papa para convocar concilios. Se anima a los nobles a que por los medios que sean precisos, apoyen las tareas evangelizadoras y educativas en sus respectivas tierras. 

     Otro escrito importante es “La cautividad babilónica de la iglesia”, en el que se compara el sistema sacramental farragoso de la iglesia católica con unas cadenas que inmovilizan al creyente. Lutero llega a la conclusión de que únicamente se deben obedecer dos sacramentos: el bautismo y la eucaristía, y que ésta última se celebra por consubstanciación y no por transubstanciación. A continuación, Lutero escribe “Sobre la libertad cristiana”. La libertad que solo Dios concede se encuentra en el corazón del ser humano como anhelo universal. El único modo de hallarla y hacerla nuestra es a través de la revelación bíblica. Sin duda, estos escritos sirvieron a Lutero para componer una sinfonía reformista en el caos y el ocaso de la teología escolástica. El papa decide excomulgarlo definitivamente tras negar Lutero la potestad papal y eclesiástica sobre él. Ésta llegará en 1521 intitulándose “Decet romanum pontificem” y será quemada.

      La Dieta de Worms señalará un punto de inflexión remarcable e histórico en la ruptura total de Lutero con la iglesia romana. En abril de 1521, Lutero declara sin visos de duda su postura inquebrantable. Federico de Sajonia convence a Carlos V para que Lutero pudiera defenderse de las acusaciones de la iglesia. Como en ocasiones anteriores, se le pide que se retracte y él se agazapa en la idea de que si alguien pudiera demostrarle lo contrario con ayuda de las Escrituras, lo haría. Como nadie surgió como paladín, Lutero concluye diciendo lo siguiente: “No puedo ni quiero retractarme de nada, pues no es prudente ni está en mi mano el obrar contra mi conciencia. Dios me ayude. Amén.” Lutero regresa a Wittenberg y en el camino es raptado simuladamente por parte de su valedor Federico. Así estaría a salvo de la condena que la Dieta de Worms pronunciaría contra él de hereje y cismático. Es escondido en Wartburg con una identidad falsa para que no sea apresado y castigado.  

5. EL NUEVO ORDEN LUTERANO

     Lutero supo aprovechar el año que pasó en Wartburg. Tradujo el Nuevo Testamento al alemán. Sigue desdeñando más prácticas católico-romanas: la misa, la vocación monacal, la confesión auricular, el celibato impuesto, la vocación monjil y el sacerdocio del clero. En su amor por conocer la Escritura, completa un comentario al “Magnificat”, traduce el Antiguo Testamento al alemán en 1543. El fanatismo popular traduce la revolución de Lutero en la revolución campesina y la indignación cunde en las clases sociales más humildes. Exponen 12 artículos en los que se entremezclan reivindicaciones sociales y religiosas. Esta revolución amenazaba con dar el poder a los “profetas” de la plebe y despojar a los príncipes de su autoridad civil. Lutero intentó apaciguar las exaltadas posturas pero lo único que consiguió fue respaldar la violencia coercitiva de los príncipes y provocar una escabechina escandalosa. La Dieta de Espira en 1526 confirma a los príncipes como guardianes y pastores de la iglesia en tiempos de dificultades. 

     Lutero, aunque atento a los acontecimientos que se desarrollan incluso a su pesar, plantea medidas que colmen su visión pastoral hacia la grey. Tres son los instrumentos de los que se vale para implementar esa visión: el catecismo como útil para vencer las distorsiones y el desconocimiento bíblico, la liturgia y el canto como parte de la adoración comunitaria; y la impresión de escritos de índole devocional. Compone dos catecismos, el alemán y el menor, en los que se desarrollan enseñanzas sobre los mandamientos, la fe apostólica, el Padrenuestro y los dos sacramentos reconocidos por él: eucaristía y bautismo. Sus escritos encuentran un aliado simpar en la recién inventada imprenta. A través de ella, todo el acervo teológico y doctrinal de Lutero adquiere una dimensión transfronteriza. El estilo directo, llano e inflamable de Lutero, además de sus continuas críticas al papado y a la iglesia romana, harán de sus obras las más leídas y editadas en Europa. En total se contabilizan 616 obras, 2000 sermones y 7000 textos. 

     Como marido y padre, todas las pistas nos llevan a imaginar a un esposo felizmente casado con Catalina von Bora en 1525. Catalina era una monja cisterciense en Nimbschen con la que tuvo seis hijos. Al igual que su padre, Lutero ejerció con corrección, sensatez, sobriedad y amor su papel paterno. En 1545 huye a Leipzig desde Wittenberg ya que no se siente con fuerzas e influencia en todo el maremagnum del naciente imperio espiritual que supondrá el luteranismo. Vuelve un mes después y muere en su ciudad natal de Eisleben el 18 de febrero de 1546, siendo sepultado al lado de su viejo amigo y protector, Federico de Sajonia. Sus pasiones y obsesiones, su atormentada juventud y su liberada alma adulta me retrotraen al testimonio de aquellos hombres de Dios que no se conformaron con lo que había sin rechistar, sino que lucharon honestamente para cambiar aquello que no estaba en consonancia con el modelo de iglesia que los primeros cristianos nos dejaron.
    








Comentarios

Entradas populares