AMIGOS DEL ALMA



SERIE DE SERMONES SOBRE PROVERBIOS “SAPIENTIA IV” 

TEXTO BÍBLICO: PROVERBIOS 18:16-24 

INTRODUCCIÓN 

      De la amistad a la enemistad solo hay un paso. De compartir ideales y confidencias a ir por caminos diametralmente opuestos y encontrados solo hay un peldaño. Uno puede ser amigo de alguien un día, y por malentendidos, intereses enfrentados o por supervivencia, ese amigo del alma puede convertirse en tu más acérrimo enemigo. Ahí tenemos los casos cinematográficos que todos más o menos conocemos en los que, de una preciosa y aparentemente profunda mutua admiración fraternal, se pasa a una visceral y cruel enemistad. Por poner unos cuantos ejemplos, recordaremos a los protagonistas de Ben-Hur, con Judá Ben-Hur, un noble judío, hermanado con un jefe militar romano, Messala. ¿El motivo de su ruptura y animadversión? La caída desafortunada y accidental de una teja. También tenemos al Profesor Xavier, director de la Academia de Mutantes en la película X-Men: First Class, el cual en su juventud tuvo una amistad aparentemente inquebrantable con Erik Lehnsherr, más conocido como Magneto. ¿Por qué se distanciaron y se enfrentaron violentamente? Por una diferencia de criterio a la hora de abordar la respuesta mutante ante la persecución que se estaba haciendo de estos prodigiosos individuos dotados de poderes increíbles. Xavier abogaba por la resistencia pacífica y Erik por la violencia y la muerte. ¿Qué diremos de Gandalf y Sáruman en el Señor de los Anillos? ¿Y de Batman y Harvey Dent, alías Doscaras? ¿O de Mark Zuckerberg y Eduardo Saverin en el film The Social Network? De una relación inspiradora y mutuamente edificante, se pasó radicalmente a una serie de encontronazos llenos de odio, rencor y agresividad. 

     Alguien dijo alguna vez que teniendo amigos como los que te hacen la pascua, quién necesita enemigos. Como hemos dicho en alguna ocasión, la amistad puede irse al traste por temas curiosamente triviales y es muy, pero que muy difícil encontrar a un amigo de verdad que esté a las duras y a las maduras, y que sea lo suficientemente comprensivo como para amarnos a pesar de las meteduras de pata que cometemos en su contra. De hecho, la amistad en los tiempos actuales ha cambiado sensiblemente de ángulo. ¿Hasta qué punto podemos llamar amigo a alguien con el que solamente tenemos una conexión puramente cibernética? ¿Se está perdiendo el sentido y significado de la palabra “amigo” al enlazarla con un sistema de likes impersonal e interesado? ¿Nos hemos extralimitado en nuestro exhibicionismo en las redes sociales hasta tal punto de que no tenemos nada especial que compartir con alguien de carne y hueso que podamos ver en vivo y en directo? ¿Se puede ser amigo de alguien que puede estar falseando su perfil social? Estas y otras muchas más preguntas pueden surgir de una nueva manera de entender la amistad. Sin embargo, nada podrá suplantar una relación amistosa cultivada en persona, en el silencio de la tecnología, en la entrañable fórmula de la conversación íntima y abierta del tú a tú. 

      Lo cierto es que las relaciones que vamos entretejiendo a lo largo de nuestras vidas nos muestran lo complejas y relevantes que pueden llegar a ser. De algún modo, estas relaciones interpersonales van moldeando nuestra visión del mundo, nuestra idea de nosotros mismos, nuestros intereses y aficiones, nuestra carrera y nuestro futuro. Si hemos tenido que sufrir la traición o la decepción de los que considerábamos amigos, vemos el horizonte de relaciones posteriores con suspicacia y pesimismo. Si los amigos que tenemos lo son de verdad, nuestro deseo de seguir construyendo nuevas relaciones se incrementa al igual que nuestra satisfacción y autoestima personal. Salomón, escritor y compilador de muchos de los proverbios sobre los que estamos reflexionando, siempre ofrece una visión necesaria y nuclear de la influencia de las relaciones en nuestras vidas, y, de forma especial, otorga una importancia especial al tema de la amistad entre dos o más personas. 

1. AMISTAD Y CORTESÍA 

      En términos de relacionarnos con otras personas, sobre todo con aquellas que pueden darnos un espaldarazo directo y positivo a nuestras aspiraciones profesionales, empezar con un buen paso es crucial: Los regalos de un hombre le abren el camino que lleva a la presencia de los grandes." (v. 16) No hay nada que mejor allane la senda que conduce a la presencia de aquellos que nos pueden contagiar de su grandeza a todos los niveles, que mostrarse humildes y manifestar con desprendimiento, a aquella persona a la que nos dirigimos, nuestro anhelo por conectar con esta. Las manos vacías a menudo hablan de que no existe un auténtico interés por lograr la aceptación de aquel al que vamos a solicitar un favor o una amistad. La cortesía y la educación oriental siempre tenía en cuenta que, a la hora de entablar un lazo de amistad o colaboración con alguien poderoso, era menester acudir a la cita con algún presente valioso y sincero que propiciara un óptimo comienzo en las relaciones. Ir sin nada implicaba una cuesta empinada en lo que a lograr el objetivo de codearse con los grandes se tratara. ¿No hacemos esto cada vez que somos invitados por alguien, o cada vez que queremos agasajar a alguien que nos agrada y con el que quisiéramos tener tratos de favor y amistad? Una botella de vino, unos dulces, un adorno, un libro, una joya, algo que haga pensar al que nos recibe que nos encantaría comenzar una relación seria y fructífera. 

2. AMISTAD Y PLEITOS 

     En toda ligazón con otras personas, siempre pueden saltar chispas, bien porque existe un asunto que interesa a ambas partes y que les hace competir por lograr su consecución, o bien porque este asunto puede llegar a derruir los puentes tendidos entre ambas partes: Justo parece el primero que aboga por su causa, pero viene su adversario y le rebate. Las suertes ponen fin a los pleitos y deciden entre los poderosos." (vv. 17-18) Cuando dos amigos o hermanos se ven envueltos en un pleito, las cosas se ponen feas, porque más allá de la amistad, cada persona tiene sus propios intereses personales que quiere alcanzar al precio que sea, incluso al coste de tener que cortar por lo sano con una relación de años. En un conflicto entre dos personas, sean amigas o no, siempre existen dos versiones del hecho. Si solo escuchamos una de ellas, la primera que es manifestada por una de las partes, estaremos incurriendo en un error catastrófico y seremos muy poco justos a la hora de dictaminar quién tiene la razón. ¿Cuántos casos de amistades se han truncado al ponernos del lado de una parte sin haber oído lo que tiene que decir el otro amigo involucrado? Lo más juicioso es poner atención a los dos puntos de vista encontrados y luego tratar de apaciguar los ánimos y buscar el modo de restañar la herida de la relación de amistad.  

      Es curioso que Salomón apele a la suerte, al azar, para dirimir contiendas. Según los usos de Israel, existían muchos pleitos y confrontaciones que podrían solucionarse echando delante de testigos el urim y el tumim, dos objetos que determinaban en su lanzamiento quién tenía la razón en virtud de que Dios es el que decide hacia dónde se inclina la suerte. Dios, y no el azar, es el que conoce la verdad de cualquier asunto que confronta a dos personas, amigas o enemigas, y, por tanto, del mismo modo en que los poderosos emplean esta técnica simple e indiscutible, cualquiera podría hacer lo mismo en Israel a fin de zanjar temas peliagudos que podrían tirar por tierra años de buenas y amistosas relaciones. La cuestión es que cuando Dios habla al corazón de los dos contendientes, ambos han de aceptar sus designios de sabiduría y paz. 

3. HERMANDAD ENFRENTADA 

      El problema de los pleitos, más allá de que un pleito ya es de por sí un problema lo suficientemente grave y serio, es que en ellos pueden verse involucrados hermanos de sangre. No hay peor cosa que tener que ver a dos hermanos enfrentados y con una enconada animosidad mutua: El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte, y las contiendas entre hermanos son como cerrojos de alcázar." (v. 19) Salomón considera que, cuando dos hermanos se enfrascan en una pelea, la cosa se pone fea. La tenacidad o cabezonería, la obcecación y tozudez parecen ser proverbiales en este caso. Del mismo modo que una ciudad fuerte está amurallada para no dejar entrar al enemigo, así es el corazón del hermano agraviado, infranqueable e inexpugnable. De la misma manera en la que el cerrojo de hierro cierra a cal y a canto un alcázar o campamento militar para que el adversario entre a atacarlo, así es el talante del hermano que no quiere dar su brazo a torcer. Obstinado uno y enrocado el otro en sus planteamientos, difícil y arduo se hace el trabajo de convencerlos de que transijan un poco cada uno a fin de hallar una resolución lo más satisfactoria posible. Del amor fraternal al odio enceguecido, como podemos ver, solo hay un breve paso. 

4. AMISTAD Y COMUNICACIÓN VERBAL 

     Para edificar y desarrollar una red de relaciones duradera y satisfactoria, la manera en la que hablamos y decimos las cosas es sumamente importante: Del fruto de la boca del hombre se llena su vientre; se sacia del producto de sus labios. La muerte y la vida están en poder de la lengua; el que la ama, comerá de sus frutos." (vv. 20-21) Si queremos conservar una amistad o cualquier otra clase de relación interpersonal, necesitamos ser buenos gestores de nuestra lengua. De lo que expresamos verbalmente podemos obtener grandes y bienaventurados resultados de nuestra amistad, o podemos llegar a alejar a cualquiera de nosotros. Si hablamos con la verdad por delante, si somos sensibles en nuestras manifestaciones orales, si somos capaces de ser discretos ante las confidencias de nuestros amigos y si sabemos dar sabios consejos a aquellos a los que estimamos, estaremos proyectando un futuro feliz en lo que respecta a nuestras relaciones. Ahora, si mentimos, si soltamos por nuestras cuerdas vocales lo primero que se nos pasa por la cabeza sin calibrar el alcance y repercusiones de lo que decimos, si vamos por ahí contando los secretos que nos han confiado en la intimidad de nuestro lazo de amistad, y si asesoramos pésimamente a nuestros seres queridos, no podremos esperar más que soledad y marginación social. Cuidemos lo que decimos y a quién lo decimos, porque la vida y la muerte emocional, espiritual y mental de otras personas están en nuestras manos. 

5. MATRIMONIO Y BENDICIÓN 

      Las relaciones sentimentales también tienen su sitio en el pensamiento de Salomón: El que encuentra esposa encuentra el bien y alcanza la benevolencia de Jehová.” (v. 22) Vaya por delante que no voy a hacer apología del matrimonio en detrimento de aquellos que están solteros y lo han elegido así en conciencia. Pero sí que es cierto que cuando uno halla a su alma gemela, a su compañero o compañera ideal y complementarios, la vida tiene otro color y todo cambia maravillosamente a mejor si la persona con la que nos hemos casado es la idónea y oportuna. El contexto matrimonial es un escenario repleto de grandes bendiciones del Señor, y, no cabe duda de que es el estado más deseable por cualquier ser humano que ame y desee ser amado en exclusiva por otra persona. Compartir la realidad conyugal hace que la soledad desaparezca, que podamos tener siempre alguien al que acudir para llorar o reír, que podamos hacer partícipe al cónyuge de sueños, deseos y proyectos de futuro. El Señor mira con ojos de agrado la unión de dos personas en una sola bajo el amparo y la soberanía de su voluntad perfecta. Es preciso valorar lo hermoso que es seguir contando años de casados a pesar de las aventuras y desventuras por las que cada matrimonio pasa a lo largo del tiempo, sin dejar de agradecer a Dios el hecho de haber encontrado a la persona que te complementa y ama sin condiciones. 

6. AMISTAD Y CLASISMO 

      Por supuesto, aunque no lo parezca en los tiempos actuales, siempre existirán las relaciones entre personas de diferentes clases económicas y sociales. Por desgracia, a causa del pecado humano, todavía podemos observar que el clasismo no ha muerto, por mucha pedagogía de la igualdad que se quiera inculcar a la sociedad moderna:El pobre habla con ruegos; el rico responde con dureza." (v. 23) En los tiempos de Salomón el clasismo era evidente. Los poderosos y ricos sometían a los menesterosos, y los pobres debían, a la fuerza, tener que humillarse bajo el arbitrio de los adinerados e influyentes. Era una realidad que a Dios no le agrada, puesto que las injusticias sociales estaban a la orden del día. Las relaciones entre pobres y ricos era algo impensable en términos de amistad. La única clase de lazos que los interconectaban eran los de la servidumbre y la explotación, ni más ni menos. De ahí que los pobres siempre hablasen implorando o suplicando a los ricos para recibir su pan diario, y que los ricos los tratasen como piltrafas humanas, como objetos o como animales con los que comerciar y tratar. Aunque hoy pensemos que esto no sucede, o al menos que no ocurre a la luz del día como en tiempos remotos, todavía existe esa mentalidad clasista en la que el humilde no puede pretender lograr una relación de afinidad con los que dirigen el cotarro con sus prebendas y privilegios. 

7. AMISTAD CULTIVADA 

      Por último, el rey sabio realiza una aseveración tan cierta como el sol que nos alumbra cada día en relación con la amistad: El hombre que tiene amigos debe ser amistoso, y amigos hay más unidos que un hermano." (v. 24) Dos verdades surgen de este enunciado sapiencial. La primera es que la amistad no es algo puntual o pasajero. La genuina amistad requiere de cuidados, de cultivo y de afán continuo de conservación. La amistad nunca da nada por supuesto, dado que es preciso animarla y fomentarla, profundizarla y llevarla a cotas cada vez más altas de bendición y estima. La segunda verdad es que, para bien o para mal, hemos tenido que comprender en ocasiones que hay amigos que se preocupan más de nuestras personas que la propia familia, la cual debería velar sin negligencia alguna por las necesidades de cada uno de sus miembros. Pero no es extraño encontrarnos con que nuestra propia familia nos repudie, mientras que un amigo, una persona ajena a nuestra sangre, es capaz de darlo todo por nuestro bienestar y felicidad. Sin renunciar a nuestra parentela, podemos llegar a disfrutar de ambos mundos, creando una relación de amistad duradera y sincera a la par que una unidad familiar sin fisuras. 

CONCLUSIÓN 

     En la consecución de una red de relaciones interpersonales de todo tipo, subrayando la de la amistad, porque como se suele decir, es la familia que uno escoge, haríamos bien en escuchar los consejos que Dios canaliza a través de Salomón. La amistad humana es un excelente don que el Señor nos da, y que hemos de disfrutar desde nuestra fe en Él y nuestro empeño en que, a través de ella podamos escalar cotas de satisfacción y realización espirituales sin medida. Nuestra familia, nuestro cónyuge, nuestras relaciones laborales, nuestras conexiones sociales, deben siempre estar encomendadas en las manos de aquel que es nuestro mejor amigo, el más fiel y leal que podamos encontrar nunca por mucho que busquemos en esta dimensión terrenal, Jesucristo.

Comentarios

Entradas populares