LA PRESIÓN DE LAS PRUEBAS (SERIE DE ESTUDIOS SOBRE SANTIAGO “PUNTOS DE PRESIÓN”)






TEXTO BÍBLICO: SANTIAGO 1:1-4

INTRODUCCIÓN

      Muchas conclusiones erróneas han surgido del estudio y finalidad de las pruebas que soporta el creyente en esta vida. Las pruebas como tales han pasado a ser, de beneficiosas a mal recibidas y engorrosas. En este breve estudio sobre los primeros versículos del capítulo 4 de la epístola de Santiago, podremos considerar tres puntos importantes sobre los que reflexionar seriamente. El primero de ellos tiene que ver con la interpretación que del texto haremos, el segundo sobre la finalidad y propósito de las pruebas y el tercero sobre los peligros de entender inadecuadamente lo que significan las pruebas para el crecimiento del creyente. 

    Las pruebas siempre sugieren un tiempo en el que el cristiano pasa por un angosto y sombrío desfiladero para comprobar la calidad de su fe. Es preciso no confundir la prueba con la tentación, puesto que como veremos en próximos estudios, el único que propicia en nuestra mente el hecho de la tentación es Satanás y no Dios. La prueba se construye de distintas maneras y proviene de diversas fuentes, bien porque es Dios mismo el que la coloca en nuestro camino junto con la salida a esa prueba, bien porque es nuestro prójimo el que nos aboca a esta tesitura para verificar que nuestras creencias son firmes y que responden coherentemente a lo que predicamos y hacemos, o bien porque es Satanás mismo el que, en su ánimo de destruirnos, procede a intimidarnos con el objeto de que nuestra fe o falta de la misma nos avergüence ante Dios.

    El creyente que se precia de serlo ha pasado o pasará por el fuego de la prueba en su peregrinaje espiritual. En Santiago esto queda expresado de manera clara y nítida tal y como veremos a continuación. 

A. COMENTANDO EL TEXTO BÍBLICO

“Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud.” (v. 1 RV60)

“Santiago, servidor de Dios y de Jesucristo, el Señor, saluda a todos los miembros del pueblo de Dios dispersos por el mundo.” (v. 1 BLP)

      La epístola de Santiago se encuadra dentro de lo que se conoce como el conjunto de cartas universales, y aunque está expresamente dirigida a las doce tribus dispersas de Israel, el cristiano actual entiende que también posee un potente influjo sobre la iglesia del presente. El autor de la carta se considera siervo de Dios, y por tanto, depositario de una revelación relevante para la iglesia de Cristo que estaba en desbandada por el mundo conocido, gobernado en ese entonces por el Imperio Romano. Santiago, y esto es importante saberlo, era hermano del mismo Jesús, y por ello resulta ciertamente curioso que éste hable de su hermano como “Señor” y “Cristo”. De cómo llegó a esa convicción y conclusión, nada sabemos, aunque sí podemos asegurar que al compartir infancia y juventud sabría muchísimo de la personalidad, manera de ser y temperamento de Jesús.

“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas.” (v. 2 RV60)
“Alegraos profundamente, hermanos míos, cuando os sintáis cercados por toda clase de dificultades.” (v. 2 BLP)

      Esta primera exhortación de parte de Santiago puede parecernos a simple vista un tanto extraña y paradójica. ¿Cómo es posible que alguien que lo está pasando terriblemente mal pueda, no solo alegrarse, sino que encima debe gozarse profundamente? Lo que a simple vista parece una incoherencia en términos humanos y carnales, cuando se trata de padecer por la causa de Cristo o cuando se trata de sufrir a causa de una prueba, suena distinto. Tener una actitud gozosa en medio de las presiones de las pruebas es harto difícil, pero no algo imposible. Esta clase de alegría que debe brotar de en medio del dolor y la tristeza no tiene que ver con emocionalismos o triunfalismos baratos; tiene que ver con la voluntad de ver, incluso en un cuadro dantesco de desgracia, la mano de Dios. El gozo que solo Dios da a aquellos que creen en su nombre propicia en el cristiano el darle gracias incluso cuando las lágrimas de desesperación surcan nuestros rostros.

     Santiago cuando se refiere aquí a pruebas y dificultades, está hablando de aquellas tribulaciones por las que estaban pasando los primeros cristianos de su era. La palabra griega original es “peirasmos” o “peirazo”, que indican una experiencia desagradable e imprevista. Es desagradable porque trastoca toda nuestra rutina y tranquilidad habitual, y es imprevista, porque si fuese prevista estaríamos preparados de antemano para superarla sin dificultades. Al ser imprevista, el cristiano debe permanecer alerta en todo tiempo por si acaece en cualquier momento. Todos los destinatarios de la carta estaban sujetos a desdichas como la pobreza al tener que dejar atrás sus casas y hogares para huir de la persecución romana y judía. La nostalgia de dejar su patria para exiliarse a tierras lejanas seguramente estrujaría sus corazones, por no hablar de cualquier otra contingencia dramática que les pudiese suceder como el cautiverio, las enfermedades o los insultos intolerantes. Todas estas pruebas adquieren una esencia distinta de cualquier problema que pudiesen tener, ya que tenían que padecer estas pruebas por causa de reconocer, confesar y predicar el evangelio de Cristo.

“Sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.” (v. 3 RV60)

“Es señal de que vuestra fe, al pasar por el crisol de la prueba, está dando frutos de perseverancia.” (v. 3 BLP)

     Para comprobar la autenticidad y pureza del oro, éste, con sus impurezas, debía ser colado a altas temperaturas en un crisol. De este modo, era mucho más fácil poder separar lo valioso y genuino, de lo falso y desechable. De la misma manera, Santiago anima a los creyentes perseguidos y apesadumbrados a que si se mantienen firmes a pesar de los embates de la prueba, podrán ver que su fe es cierta y aprobada por Dios. Si un creyente sufre la prueba y a las primeras de cambio se da por vencido, Dios y todo el mundo que le rodea considerarán que esta persona no es consistente en sus convicciones y creencias, lo cual lo hará desconfiable. Si un cristiano, no solo aguanta la presión enorme de la prueba, sino que además lo hace con alegría, entonces Dios contemplará a uno de sus hijos creciendo y fortaleciéndose para mayores empresas y misiones. La perseverancia tiene que ver con la constancia, con una permanente calidad de fortaleza que se crece en la adversidad. Perseverar es una actitud que todo cristiano debe incorporar en su entendimiento de la prueba, para crecer y estar preparado para nuevas tribulaciones y sufrimientos.

“Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.” (v. 4 RV60)

“Pero es preciso que la perseverancia lleve a feliz término su empeño, para que seáis perfectos, cabales e intachables.” (v. 4 BLP)

      La perseverancia ante la prueba cumple su meta y objetivo en nosotros cuando nuestro carácter es afirmado, nuestras fuerzas renovadas y nuestra dependencia de Dios reconocida. Tras haber resistido la furia de la prueba, no quedaremos maltrechos o desvalidos, sino que el Señor infundirá en nosotros una madurez espiritual de cotas formidables, provocando en nosotros un progreso de perfección, un sentido de cabalidad y sabiduría ante la vida, y un testimonio digno e irreprochable que otros podrán ver para convencerse de que Dios está obrando en nuestras existencias. Cuando Santiago habla de perfección, tiene en mente a un ser completo, plenamente desarrollado, e íntegro en todos los aspectos: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.” (Mateo 5:48 RV60). Esta debe ser la aspiración que todo creyente debe tener en su vida: crecer por medio de las pruebas, perseverando con gozo en el corazón, sabiendo que todo redunda para bendición y beneficio de nuestras almas en el proceso de la santificación.

B. PROPÓSITOS DE LA PRUEBA

1. La prueba sirve al propósito de fortalecer nuestra fe, ya que a través de ella se demuestra la fortaleza o debilidad de nuestra lealtad al Señor.

“Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en el Señor, y me gozaré en el Dios de mi salvación.” (Habacuc 3:17-18 RV60)

“Mas en lo referente a los mensajeros de los príncipes de Babilonia, que enviaron a él (Ezequías) para saber del prodigio que había acontecido en el país, Dios lo dejó (a Ezequías), para probarle, para hacer conocer todo lo que estaba en su corazón.” (2 Crónicas 32:31 RV60)

2. La prueba sirve al propósito de recordarnos que nunca hemos de permitir que nuestra confianza en Dios se convierta en orgullo y autosatisfacción personal.

“Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera.” (2 Corintios 12:7 RV60)

3. La prueba sirve al propósito de apartarnos de la dependencia de lo material.

“Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón. Por la fe dejó Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible.” (Hebreos 11:24-27 RV60)

4. La prueba sirve al propósito de anunciarnos una esperanza eterna en los cielos.

“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse… Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.” (Romanos 8:18, 24-25 RV60)

5. La prueba sirve al propósito de mostrarnos aquello que realmente amamos.

“Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun su también su propia vida, no puede ser mi discípulo.” (Lucas 14:26 RV60)

6. La prueba sirve al propósito de apreciar correctamente las bendiciones de Dios.

“Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, y con labios de júbilo te alabará mi boca, cuando me acuerde de ti en mi lecho, cuando medite en ti en las vigilias de la noche. Porque has sido mi socorro, y así en la sombra de tus alas me regocijaré.” (Salmos 63:5-7 RV60)

7. La prueba sirve al propósito de generar nuevas fuerzas para adversidades más duras.

“Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” (2 Corintios 12:10 RV60)

8. La prueba sirve al propósito de capacitarnos para ayudar a otros en sus propias pruebas.

“Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.” (Lucas 22:31-32 RV60)

“Precisamente porque él mismo (Jesús) fue puesto a prueba y soportó el sufrimiento, puede ahora ayudar a quienes están siendo probados.” (Hebreos 2:18 BLP)

C. PELIGROS DE UNA INCORRECTA COMPRENSIÓN DE LAS PRUEBAS

1. Creer que las pruebas son una señal de nuestra elección, procurándolas para demostrar que son los elegidos de Dios.

2. Creer que las pruebas son siempre un arma de Satanás.

3. Creer que las pruebas relacionadas con la pobreza se vinculan con un alto grado de espiritualidad.

D. PREGUNTAS DE REPASO

1. Según el texto que hemos estudiado, ¿cuál es el objetivo final de nuestras pruebas?

2. En relación con el concepto de perseverancia o constancia, ¿cuál es el efecto de la constancia en el ejercicio físico? ¿Cuál es el efecto de la perseverancia bajo la presión de las pruebas?

3. ¿Estás pasando por alguna clase de prueba? ¿Cómo crees, según el texto bíblico, que debes encarar esta situación tan complicada?

E. CONCLUSIÓN

     Santiago anima a sus lectores a que no tengan temor por causa de sus pruebas, sino que las afronten descansando y confiando en Dios, reconociendo que Él las emplea para nuestro beneficio espiritual y para nuestro crecimiento en la fe.

    Es menester entender y asimilar que una señal importante de la vida cristiana es confiar más en Dios que en nosotros mismos, incluso cuando las cosas se ponen difíciles. Si confiamos en Dios, éste usará las pruebas para hacernos mayores y más fieles seguidores de Cristo: “Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.” (1 Pedro 5:10 RV60)

VERSIÓN DESCARGABLE: https://www.dropbox.com/s/m5fia2bj2bli75x/LA%20PRESI%C3%93N%20DE%20LAS%20PRUEBAS.pdf?dl=0

Comentarios

Entradas populares